viernes, 22 de junio de 2012

El Roto: “Lo que está en Internet no deja rastro”

Ilustración de Andrés Rábago El Roto, dibujada durante el encuentro de Santander, 'Lecciones y maestros'.
Tercer y último día de Lecciones y maestros en Santander, y al presentar a Andrés Rábago, José María Ridao hizo en una frase el resumen del ciclo y una pregunta clave: “Si Forges es un lenguaje y Peridis es un analista ¿qué es El Roto?”. El mismo protagonista se encargó de contestar y de dar algunas pistas de su trabajo y de sus fobias: “No soy un chistógrafo, tampoco un humorista”. La mejor definición sería la de “dibujante satírico”, afirmó. A partir de ahí, Rábago, antes OPS y hoy más conocido como El Roto, reivindicó “la función social y el servicio público” de la sátira, sin avergonzarse del calificativo “moralista”, pues, afirmó, “la perdida de la moral pública es precisamente lo que nos ha llevado a la situación actual”.
El texto de una de las viñetas que proyectó El Roto para ilustrar un tema que considera preocupante decía: “En todas las emisoras sonaba la misma música, pero la variedad de receptores era infinita”. En su catálogo particular de peligros, entre los que tienen tres equis está la manipulación social por parte de los medios de comunicación, la ocultación de los mecanismos de poder por los que lo ostentan y el abuso de las nuevas tecnologías. “Ya tenemos a todos en la Red, preparados para izarla”, dice otro de sus dibujos publicados en EL PAÍS, que reunirá en un libro sobre el tema con el título Camarón que se duerme, se lo lleva la corriente de opinión.

Su fobia a Internet —o mejor dicho, a su perversión— procede de la siguiente reflexión: “La Red está en constante movimiento y uno no puede fijar la atención; la gente piensa que está muy informada, pero es lo contrario. En realidad no lo está porque no tiene tiempo para pensar y cuanto menos piense mejor para el poder”. Sus dibujos serían como cargas de profundidad que pretenden despertar la conciencia.

De ahí también se deriva su defensa a ultranza del papel en la prensa, pues cree que “un periódico es un documento, mientras que lo que está en Internet es manipulable y no deja rastro”. “Hay que ver a qué intereses o a qué instancia responden los que dicen que el papel está acabado”, se preguntó.

Habló sobre su método de trabajo, que empieza con la lectura del periódico cada mañana. Toma notas en una libreta de las noticias que le interesan y pueden convertirse en viñeta “o no”. Por ejemplo, de la edición de ayer subrayó la noticia de que Rajoy cancela la celebración del debate de la nación este año, “cuando más hace falta debatir”. El Roto explicó que concede tanta importancia al texto como a la belleza formal del dibujo; “el uno sin el otro estaría incompleto”, y a la vez “la pintura es el gran instrumento que permite atravesar el tiempo”.

“Prefiero lo universal a lo local y lo anónimo a lo identificable, por eso no puedo hacer caricaturas”, dijo mirando al público en el aula de la Universidad Internacional Menedez Pelayo, y bromeó: “Ninguno merece la punta que gastas, Peridis”, en referencia a los políticos que retrata. En vez de “por la línea”, él opta “por la mancha” —“tiene mayor impacto visual”— y apuesta por un “lenguaje sintético, limpio y con mínimos toques de color”. Otra noticia publicada ayer, y que El Roto anotó, decía: “Sorprendido el obispo abrazado a una mujer”. Algunos dirán que es “un escándalo, pero en realidad es un avance”.

Según El Roto, ni él ni sus colegas Peridis y Forges tratan de provocar la risa por la risa sino que esta se produce como efecto de otro proceso. “El humor conecta zonas alejadas del cerebro y esto hace descubrir relaciones que antes desconocías y te abre la mente. Esto te hace crecer y es inteligencia”.

Rotundamente, Rábago no es partidario de la risa y de la sátira como “analgésico social”. Prefiere que la gente guarde esa energía para que la sociedad avance.

Al clausurarse las jornadas organizadas por la Fundación Santillana y la UIMP, El Roto, Peridis y Forges —este último por videoconferencia— coincidían: no son humoristas propiamente dichos. “Pero cuanta más ironía y freno al poder, mejor para todos".

 Vía: El País, 22/06/2012
F:http://cultura.elpais.com/cultura/2012/06/21/actualidad/1340305202_234924.html

jueves, 21 de junio de 2012

“Me siento más aislado que nunca, aunque responda a 50 ‘mails’ al día”

Autor de cómics de culto en EE UU, Daniel Clowes edita en español ‘Mr. Wonderful’

La obra, un encargo de 'The New York Times', es un reflejo de la soledad de la clase media

Daniel Clowes / Random House Mondadori

Los teléfonos inteligentes pueden ser muy estúpidos. Ni los whatsapps, ni los sms, ni las redes sociales, ni los correos electrónicos saben aliviar la soledad de Daniel Clowes. Sí saben hacerlo sus cómics, entre otros Pussey, David Boring o Ghost World (llevado al cine en 2001 por Terry Zwigoff con Scarlett Johansson como Rebecca). Sin ellos quedaría incompleta esa cosecha de cultura popular cargada de hostilidad, ironía, solipsismo y frapucchinos que en los noventa alumbraron las películas indies, la escena musical de Seattle y la literatura de la Generación X. El público de Clowes ha crecido y cambiado los fanzines por el New York Times. Las obsesiones del dibujante, no obstante, permanecen. En España han visto ahora la luz las tiras de Mr. Wonderful (Random House Mondadori), un personaje creado en 2007 para el prestigioso rotativo. ¿Podrá Marshall, su nuevo alter ego, romper la soledad?

“La gente parece ahora más solitaria, aunque esté en contacto mediante las redes sociales. Yo antes pasaba horas al día hablando por teléfono. Ahora ya no me llama nadie. Me siento más aislado de lo que me he sentido nunca, pese a que tenga que contestar 50 correos al día”. Se queja de aislamiento, pero cuatro meses ha tardado este dibujante de culto, nacido en Chicago en 1961, en ponerse al teléfono.

Con Mr. Wonderful –un encargo– por primera vez en su carrera Clowes ha tenido que tirar un tabique de su mente y prestar atención al público al que irían dirigidas las tiras: “Habitualmente trato solo de interesarme y entretenerme a mí mismo. Es más fácil que algo interese a los demás si también te interesa a ti. En este caso, como estaba pensado en The New York Times, tuve que imaginarme a su lector arquetípico. Y ese es Marshall”.

Y Marshall, claro, también es Daniel Clowes. Clase media, rondando los cincuenta, introvertido, agudo y superviviente de unas cuantas embestidas de la vida (Clowes superó en 2006 una operación a corazón abierto). “Trabajo con personajes de los que respondo emocionalmente. No me gusta pensar demasiado en si son versiones de mí, ni en si reflejan miedos sobre mí mismo o sobre otra gente. Intento crearlos de manera orgánica, casi como uno lo hace cuando sueña. De alguna manera reproducen los dramas que suceden en tu propia vida interior, en tu estado mental”, cuenta.
Marshall en acción: Una viñeta de 'Mr. Wonderful' / D. CLOWES

Con los años la ternura ha ido ganando espacio a la crudeza adolescente y a la experimentación. Atrás quedaron los devaneos lynchianos de la serie Como un guante de seda forjado en hierro (1989-1993). Sus últimos personajes (Marshall y Wilson, protagonista este último del libro de título homónimo publicado en 2010) tienen más rasgos de ternura y trasmiten mayor vulnerabilidad. Pecan, eso sí, de ese egocentrismo explosivo e invasor propio de un Woody Allen: “Wilson es exterior. Dice todo en voz alta y nadie más tiene la oportunidad de meter baza. Marshall es lo opuesto. Todo interno. Vive completamente dentro de su cabeza. Interactúa con la gente de manera imaginaria en su mente y cuando en el mundo real tiene que tratar con personas no puede salir de sus pensamientos”.

Portada de 'Ghost World' en una edición de Víbora Cómix

Clowes ha introducido un eficaz ardid técnico en los bocadillos para reflejar el torrente de pensamiento de Marshall: “La idea me vino de golpe a la cabeza. Parece funcionar bien. Ya la había empleado antes en un par de tiras. No pretendía hacer una historia basada en esa técnica, pero sí que girara en torno a la percepción de un solo personaje”. Prueba superada.

Es verdad que los protagonistas han evolucionado, pero no dejan de ser eternos posadolescentes, una constante en la obra de este artista. Clowes se defiende: “Las personalidades maduras no son necesariamente interesantes. Para lograr una historia interesante uno puede rodear de determinadas circunstancias a gente cabal, capaz de tratar con la vida, pero eso sería muy del estilo Hollywood, donde los personajes son de alguna manera perfectos. Yo estoy mucho más interesado en ver cómo es la gran mayoría de la gente cuando se enfrenta a dramas más pequeños”.

En Hollywood los protagonistas de las películas rara vez se ven importunados por la llamada imprevista de un amigo o de un pariente. Pasan horas y días enteros sumidos en la trama sin ninguna servidumbre doméstica. Clowes lo admite y asegura que su país camina todavía más en esa dirección: personas con unas raíces familiares extremadamente débiles y que se enfrentan en solitario a peripecias vitales como la pérdida de la pareja, la enfermedad, la pobreza o el paro. “Yo no tuve ayuda de mi familia, pero en mis tiempos era muy barato alquilar un apartamento y era fácil encontrar un medio de vida. Ahora todo ha cambiado. No sé cómo se las arreglan los chavales, pero sé que permanecen en casa de sus padres mucho más tiempo. Mi hijo solo tiene ocho años, así que todavía no tengo que preocuparme…”.

En España, con una cifra de paro juvenil que ronda el 50%, es la familia la que alivia la situación. Clowes es consciente. “He leído sobre el desempleo allí”, apunta el dibujante y expresa su añoranza de una familia al estilo mediterráneo para arrimar el hombro en los malos momentos: “En cierta manera es así como me hubiera gustado que hubiera resultado mi vida, pero mi hermano era 10 años mayor que yo y mis padres eran bastante distantes. Así que siempre estuve bastante aislado. Por eso leía cómics”.
Y tras leerlos, se decidió a crearlos. Han pasado dos décadas desde que un treintañero Clowes se forjara un mundo para combatir la soledad: “Para mí estos últimos 20 años han sido un continuum sin fin. Me veo a mí mismo sentado, dibujando todo el tiempo. Pero el principio de los noventa me parece un periodo milagroso, porque hasta entonces nadie leía este tipo de cómics. Muchos de nosotros estábamos haciendo algo nuevo y diferente y éramos totalmente ignorados. Eso cambió de golpe, esa época nos puso en el mapa”.

Habla en plural porque este solitario se siente, al fin y al cabo, parte de algo mayor. Un hilo conecta a Robert Crumb y Harvey Pekar con ese combo formado por Clowes y Peter Bagge y perpetuado en Craig Thomsom y Adrian Tomine. “Ellos son parte de mi pequeño mundo de artistas, hay un vínculo espiritual, pero no diría que somos una comunidad. Estamos muy separados geográficamente. A algunos los veo un par de veces al año y hablamos por teléfono, pero estamos muy asilados”. Pese al mundo que ha creado, Clowes sigue haciendo lo mismo que hacen sus personajes: combatir la soledad y ofrecer consuelo y compañía a sus lectores.
Antonio Fraguas  

 Vía: El País, 21/06/2012
F: http://cultura.elpais.com/cultura/2012/06/13/actualidad/1339589103_151578.html

Peridis: “En el gesto está el carácter”


Caricatura hecha por Peridis, ayer en Santander.
Fueron tres horas de sonrisas y sonoras carcajadas que retumbaron en el Palacio de la Magdalena. La segunda jornada de Lecciones y maestros, dedicada a José María Pérez, Peridis, fue el complemento perfecto de la sesión anterior, en la que el protagonista fue el humor pegado a la tierra de Forges. “En la línea está todo: hay que decir lo máximo, poner lo esencial del personaje y de la historia con la punta más fina”, aseguró Peridis. Según el dibujante y arquitecto cántabro, que publicó su primera viñeta en EL PAÍS el día que este diario salió a la calle, “la caricatura es una forma de cazar, y en esa cacería lo importante no es pillar una expresión, sino el carácter”.

Peridis quiso contar su trayectoria desde el inicio. Su primera caricatura, dijo, se la hizo a los 11 años al hijo del sastre de su pueblo. La segunda fue a su padre… “Y me dio una hostia”. Desde entonces no paró de dibujar y de emplear el retrato satírico como instrumento para descubrir las cosas que la gente trata de ocultar. Ya lo decía Freud, uno trata de esconder sus debilidades “pero aparecen en una risa o en un parpadeo”. La experiencia le ha demostrado que el espíritu de una persona está “en el pequeño rictus que está entre la boca y el entrecejo: ahí está el gesto, y en el gesto está el carácter, y en el carácter está el alma”. Del mismo modo, atrapar la esencia de una situación requiere operar con un lenguaje “simbólico-mitológico” y con la misma economía de recursos. Un ejemplo, el Rey y sus cacerías. Dibujarlo con elefantes hubiera sido obvio, “funciona mejor ponerlo en una selva con el color morado de la República”.

Su imaginario de la transición abarca de Martín Villa —“con el casco prusiano y la porra”—, hasta Carrillo saliendo de una alcantarilla con el cigarro en la boca o Suárez encima de una columna. “Pero el mejor de todos fue Fraga, era inigualable”. Hoy está Mariano, “el pobre Mariano”, siempre apoltronado; o Dívar, con un paraguas abierto con las varillas sin tela.

“Estar en la tira de Peridis es estar en política, desaparecer de ellas es pasar a mejor vida”, comentó José Manuel Matilla, jefe del Departamento de Dibujos y Estampas del Museo del Prado, encargado de presentar al dibujante. Peridis, dijo, trabaja con la materia prima de la noticia política del día, por eso se considera un comentarista político, no un “chistógrafo”. Como analista, añadió Peridis, su obligación es estar informado, “entender de política” y estar dispuesto a dar su punto de vista. “En EL PAÍS siempre me he sentido libre; a lo más, cuando ha entrado una publicidad me han dicho que cambie la tira por un cuadrado…. Y tal y como están los tiempos, si un día hace falta quitar la tira entera para poner un anuncio, yo encantado, todo sea por el bien de la empresa”.

Sobre sus influencias, en primer lugar, habló de Luis Bagaría. “Cuando lo vi me di cuenta de que es a quien más le debo, pero a través de otros”. También mencionó a Quino, a Schulz y su Snoopy y Cronos. “Lo principal”, insistió, es “recoger lo que está pasando y expresarlo de la forma más sencilla y profunda”. Entre el público que disfrutó las recetas de Peridis —por ejemplo, que “para hacer la cara de Solchaga lo que más sirve es una chufa”—, estaba el escritor colombiano Juan Gabriel Vázquez y El Roto, a quien toca hoy el turno y llega con cargas de profundidad.

A la pregunta de qué técnicas son mejores para ejercer la profesión, para redondear la segunda jornada de Lecciones y maestros Peridis respondió: “Lo primero es vivir; coja la mochila y lárguese por ahí… Y hágase con su propio punto de vista”. La técnica viene después.
Mauricio Vicent Madrid 

 Vía: El País, 21/06/2012
F:http://cultura.elpais.com/cultura/2012/06/20/actualidad/1340220435_338946.html

miércoles, 20 de junio de 2012

Forges: “Hay que pegar la oreja y ver lo que le preocupa a la gente”

 

Viñeta creada por Forges sobre la concurrencia a la primera jornada de 'Lecciones y maestros'.

No son exactamente escritores, y sin embargo merecen el homenaje del VI encuentro de Lecciones y maestros, que desde 2007 organizan la Universidad Internacional Menendez Pelayo (UIMP) y la Fundación Santillana con especial atención a los literatos. El humor gráfico y el periodismo de Antonio Fraguas (Forges), José María Pérez (Peridis) y Andrés Rábago (El Roto) sustituyen esta vez a la narrativa de otros años. A diario publican sus viñetas y dibujos en EL PAÍS.

Su voz se ha hecho imprescindible para descifrar las claves de lo que sucede hoy y lo ocurrido en España en las últimas décadas. El presidente de la Fundación Santillana y del Grupo PRISA, Ignacio Polanco, los definió en la inauguración como “maestros del humor” que cada día ayudan a la gente a encontrarle con su ironía la gracia a las cosas tremendas que están pasando.

La primera jornada estuvo dedicada a Forges. El padre de los blasillos no pudo estar presente en Santander debido a una enfermedad, pero se conectó con el auditorio por videoconferencia desde la redacción de EL PAÍS. “El humor”, dijo Forges, “es un sentimiento colectivo que va por encima de los seres humanos”. También explicó que los humoristas tienen un músculo especial, o “un brazo muy largo”, que hace que puedan “bajar un trocito de eso que está ahí y enseñarlo”. “Es más difícil salir de Ikea que salir de la droga", fue uno de los chistes-ejemplo de Forges durante su intervención, que se desarrolló como una conversación con su colega Peridis, el encargado de hacer su presentación. Peridis destacó que Fraguas fue una figura clave en el “boom del humor” en España y que construyó su “personaje” a partir de múltiples influencias, empezando por Gila, Chummy Chúmez y Summers. Forges asintió desde el otro lado de la pantalla y convino en que durante bastante tiempo estuvo buscando su propio lenguaje sin encontrarlo. Fue su padre quien le dio la clave: “Me dijo, tiene que ser un dibujo que a 15 metros se sepa que es tuyo…”. “Por eso los trazos gordos de los bocadillos”, le comentó Peridis.

Pero antes del dibujo fue la palabra. “Forges es un niño grande y el inventor de un lenguaje en el que hay términos como Dedocracia orgánica, Torremuslinos, Corniflácido, Solanáceos o El séptimo de polillería”, destacó su amigo, señalando que este lenguaje no es “pose” del humorista sino su forma de hablar. A la pregunta de si copió Forges el lenguaje popular o fue al contrario, el propio dibujante respondió: “Hay que oír a la gente cómo habla, de qué habla, cuáles son sus preocupaciones; hay que pegar la oreja”. Por ejemplo, si uno se fija en que hay políticos que cada vez que salen en televisión la gente cambia de canal, “como la presidenta de Castilla-La Mancha”, pues esas personas para Forges son zapinables (de zapping).

Hoy el día estará dedicado a Peridis y su introductor será José Manuel Matilla, jefe del Departamento de Dibujos y Estampas del Museo Nacional del Prado. Arquitecto de formación, Peridis publica sus tiras en EL PAÍS desde el primer número y antes había trabajado en publicaciones como Cuadernos para el diálogo e Informaciones. Sus dibujos en este diario, a partir de la crónica del día, se han convertido en referente de la actualidad y constituyen un retrato psicológico de los protagonistas de la política de ayer y de hoy: Mariano Rajoy fumándose un puro, Fraga con casco prusiano, Carrillo saliendo de una alcantarilla.

La última jornada estará dedicada a Andrés Rábago (El Roto), pintor, dibujante e ilustrador, que como OPS, El Roto o Rábago ha desarrollado una extensa trayectoria en medios como Triunfo, Cuadernos para el diálogo, Hermano Lobo, Madriz o El Jueves. Será presentado en el Palacio de la Magdalena por el diplomático y analista José María Ridao. Los dibujantes compartirán las jornadas con humoristas gráficos, ilustradores y profesionales jóvenes, pero ya con una trayectoria como Marcos Balfagón, Miguel Brieva, Mauro Entrialgo, Manel Fontdevila, Cristina Durán y Pere Joan, entre otros. El jueves los tres celebrarán un acto abierto al público en el paraninfo de la Magdalena.

En paralelo a la sexta cita de Lecciones y maestros, el escritor británico Philip Kerr estrenará esta tarde las actividades culturales de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo al intervenir en el paraninfo en la veterana tribuna de los Martes literarios, patrocinada por el Diario montañés, que este verano contará con las intervenciones del Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades, Zygmunt Bauman, y de la Premio Nacional de Poesía, Francisca Aguirre.
  Mauricio Vicent Santander 

 Vía: El País, 20/06/2012
F:http://cultura.elpais.com/cultura/2012/06/19/actualidad/1340117529_863664.html

Visiones de una moderna Europa

El Museo Picasso de Málaga repasa la historia del cartel desde su nacimiento


Muestra de carteles europeos en el Museo Picasso. / carlos díaz (efe)

El cartel experimentó una enorme difusión durante el siglo XIX como consecuencia de la Revolución Industrial y su necesidad de hacer publicidad para vender sus productos. A ello contribuyó también el desarrollo técnico de la litografía, que permitió mejorar la calidad artística de los carteles y abaratar los costes.
La riqueza de los colores, la utilización de un repertorio ornamental muy variado y el uso de soluciones compositivas atrevidas, caracterizan el arte publicitario de los primeros años del siglo XX. Los carteles reflejaban los gustos, la moda y también los sueños de una incipiente sociedad de consumo. Así, las calles se llenaron de anuncios de bebidas de cacao, cigarrillos, leche para niños, sanatorios para sifilíticos o viajes en trasatlántico.

Pero los carteles rebasaron muy pronto la función publicitaria y pasaron a convertirse en auténticas obras de arte, etapas que repasa el Museo Picasso Málaga (MPM) con la exposición El cartel europeo 1888-1938, muestra que reúne 175 originales de casi un centenar de pintores que elevaron esta forma de expresión a la categoría artística.

La exposición, que estará abierta hasta el 16 de septiembre, es una aproximación al periodo más creativo y trascendental de la historia del cartel, desde los planteamientos gráficos de finales del siglo XIX que conformaron esa nueva manera de expresión, a las propuestas de los años de entreguerras, en su mayoría vinculadas al arte moderno, que la consolidaron hasta el comienzo de la Segunda Guerra Mundial, en el ocaso de las vanguardias.

“Hablan de la creación de un nuevo lenguaje para una nueva ciudad o un nuevo mundo”, señaló el lunes el director artístico del MPM, José Lebrero. “El cartel fue el vehículo idóneo para transmitir nuevos conceptos políticos, culturales y publicitarios. Los cartelistas incitaron al ciudadano a que vivieran los nuevos modos de vida que se le presentaban”, explicó Carlos Pérez, comisario de la muestra, que reúne obras de Ramón Casas, Jules Cheret, Fortunato Depero, Cassandre, Matisse, Rodchenko o Toulousse-Lautrec, entre otros relevantes artistas.

Los afiches proceden de prestigiosas colecciones privadas como la Merrill C. Berman, “quizá el coleccionista privado más importante del momento”, resaltó el comisario.

Entre obras como un anónimo sobre la exótica bailarina Josephine Baker (1925), el clásico logotipo de la compañía teatral lorquiana La Barraca que firmó Benjamín Palencia en 1932, el avance vanguardista de El acorazado Potemkin, de Rodchenko (1905), o las famosas imágenes de las marcas Michelin, Bitter Campari o Anís el Mono no se encuentra, sin embargo, ningún cartel firmado por Picasso.

“Picasso llegó al cartel más tarde, sobre todo en los años 50”, justificó José Lebrero sobre la ausencia de obra del anfitrión en su casa, museo que a finales del pasado año dedicó una exposición a desentrañar la relación de Picasso con el cartel con piezas del coleccionista malagueño Francisco Quero.
Sergio Mellado Málaga 

 Vía: El País, 18/06/2012
F:http://ccaa.elpais.com/ccaa/2012/06/18/andalucia/1340040901_542054.html

lunes, 18 de junio de 2012

"Cuidado con la pintura", o el humor en la caricatura de las vanguardias

Vuelven las vanguardias; el escritor Juan Manuel Bonet publicó hace un mes una antología con todos los poetas del ultraísmo, y ahora es el historiador del arte José Luis Guijarro quien acaba de retomar las vanguardias desde el punto de vista de la caricatura de principios del siglo XX en "Cuidado con la pintura".
Así es que esos movimientos artísticos que se desarrollaron en la primera década del siglo pasado y que tanto contribuyeron a la modernidad del país, están puestos en valor y revisados.
Prueba de ello es este libro, que muestra la huella que dejaron estos "ismos" en la prensa, en la época llamada época dorada, a través del humor gráfico, tal y como describe su autor, José Luis Guijarro en "Cuidado con la pintura", un bello volumen que acaba de salir a la calle publicado por Eutelequia y cuajado de ilustraciones.
"Cuidado con la pintura. Caricaturas del arte en tiempo de vanguardia: Madrid, 1909-1925" es el título completo del libro, que lleva prólogo del profesor Javier Pérez Segura y contraportada de José Gallego (de Gallego y Rey).
Gallego explica que, en este volumen, "tan abundante en ilustraciones", "se valora el aspecto artístico de la caricatura no solo como manifestación en sí misma, con sus características e incluso servidumbres, sino su desarrollo en paralelo con los movimientos artísticos, generalmente para 'caricaturizarlos' y, en ese hecho mismo, unirse de alguna manera a ellos".
Así, "Cuidado con la pintura" que recoge todo sobre el arte de la caricatura en un momento de máximo apogeo en la prensa escrita, tiene como núcleo el humor, un gesto tan importante en todos los movimientos de vanguardia para desdramatizar y desmitificar la seriedad del momento, como hacían los surrealistas o los dadaístas.
"Un humor que hace mella en la caricatura de esta época, buscando el lado menos serio del arte y luchando contra lo solemne y lo sagrado", explica a Efe Guijarro Alonso.
El libro contiene, en su mayoría, material inédito. Caricaturas de una generación de dibujantes de comienzos de siglo como Bagaría, Bon, Castelao, Demetrio, Echea, Fresno, Karikato, López Rubio, Ramirez Robledano, Sanmcha, Sileno o Tovar, entre ellos algunos de los mejores humoristas del 27.
Capítulo aparte merece José Francés y los salones de humoristas para entender las caricaturas en el Madrid de la primera mitad del XX, y figura clave para entender la evolución del género así como gran paradigma de la vanguardia es Ramón Gómez de la Serna.
"ABC", "El Imparcial", "El Sol", "Informaciones" o "La Codorniz", entre otras revistas de humor, albergaron durante estos años la caricatura de vanguardia, sin olvidar la lucha y el contraste que mantuvo este género con el arte más tradicional, un combate entre dos formas de mirar o sonreír al mundo que también analiza el libro.
"Las caricaturas son una fuente de documentación de ese periodo de combate entre conservadores y vanguardia que llega en el libro hasta 1925 con la exposición de la Sociedad de Artistas Ibéricos en el Palacio del Retiro de Madrid, momento en que se consolidan las vanguardias y se ven como algo normal", concluye el autor. 
Carmen Sigüenza/ EFE / Madrid  

Vía: Canarias7, 16/06/2012
F:http://www.canarias7.es/articulo.cfm?id=264912

sábado, 9 de junio de 2012

De OPS a El Roto, pasando por Goya

Si uno abre un periódico y ve en una viñeta a un hombre que camina entre la masa y se pregunta “Si vamos hacia atrás, ¿por qué nos dicen que hay que mirar hacia delante?”, sabe a ciencia cierta que se trata de un arpón de El Roto, el heterónimo más conocido de Andrés Rábago (Madrid, 1947), con el que desde hace un cuarto de siglo deshuesa la realidad cada mañana y nos descubre sus falsificaciones y mentiras.

Quizá muchos no sepan o recuerden que antes de El Roto, que se mueve en el terreno de lo externo y lo social con un lenguaje directo, existió OPS tocando la puerta de nuestro subconsciente para revolver el silencio de nuestras miserias y miedos. Fue en la etapa final del franquismo y en los primeros años de la Transición. Desde las páginas de Hermano Lobo, Triunfo, Cuadernos para el diálogo y otras publicaciones, OPS encontró hueco para sacudir la mugre de la dictadura y descubrirnos los bichos y monstruos que todos llevábamos dentro y nos paralizaban sin darnos cuenta.

OPS vivió entre mediados de los años sesenta y principios de los ochenta, hasta que Rábago sintió que aquel personaje, o aquel “nivel de comunicación”, en sus palabras, estaba exhausto y ya no le era útil para conectar con una sociedad que cambiaba a toda prisa. OPS fue ante todo un ejercicio de introspección y autoconocimiento, pero los cientos de viñetas y tiras que firmó antes de convertirse en un “cadáver artístico” sirvieron de terapia colectiva, como una “limpieza de bajos” de una sociedad embotada y llena de oscuridades que había que reconstruir desde los cimientos.

A ese OPS de símbolos y cargas de profundidad, antecedente directo de El Roto y de Rábago el pintor, ha querido rendir homenaje con una cuidada exposición la Calcografía Nacional de la Real Academia de Bellas Artes, un espacio privilegiado, donde se guardan las series de grabados de Goya sobre los Desastres de la guerra y los Disparates. No es casualidad la elección del lugar. Según Juan Bordes, director de la Calcografía y organizador de la muestra, hay muchos paralelismos entre OPS y Goya, tanto por las características formales del sistema gráfico empleado por OPS, como por su trabajo conceptual, “ligado con las mismas estrategias y operaciones de Goya —que se ve en los Caprichos enfáticos, con los que termina los Desastres— cuando tiene que utilizar claves metafóricas en un periodo de represión y debe hablar en un lenguaje para inteligentes, a través de símbolos que sobrepasen el régimen totalitario de Fernando VII, Franco en el caso de OPS”.

La muestra, que abrirá sus puertas el 19 de abril hasta el 10 de junio, incluye 60 originales del OPS más maduro, sin incluir al del aprendizaje ni el de la etapa final, en el que ya convivía con El Roto. Al final, en un pequeño espacio, conviven en armonía OPS con algunos dibujos de El Roto y pinturas de Rábago, tres noveles de conciencia. “Son tres formas de relación con la realidad, como tres pisos de una misma casa. Pero la casa completa son los tres niveles y no se puede entender uno sin los otros”, explica su creador. OPS trabajaba en la “zona menos racional de la estructura mente, la parte más emocional, de los impulsos, el territorio de los deseos y los miedos, todo eso que llevamos dentro y que muchas veces está oscurecido y emerge en situaciones de pánico, o de enfado, cuando de repente nos sale un bicho que no cocíamos”.

Sin duda, fue reflejo de la España gris del tardofranquismo y también de una época “en la que las ventanas ya no se podían tener más tiempo cerradas”. Al “morir” cuando la sociedad cambia, “emerge una segunda forma de comunicación, como si OPS trabajase en el subsuelo y de pronto emergiera a la superficie y mirara alrededor lo que había, y lo que había es El Roto”.

El pintor Rábago se desenvuelve en un plano más elevado de la conciencia, su mensaje es más espiritual y por tanto más difícil de atrapar. En la Calcografía se deja una puerta abierta al Gabinete de Goya, para que OPS y los que vayan a ver su exposición puedan entrar. Según Rábago, Goya “fue el primer periodista gráfico y dejó la huella de cómo se pueden enfocar los temas, sobre todo en lo relacionado con los Desastres de la Guerra”.

 Mauricio Vicent
 Vía: El País, 16/04/2012
F:http://cultura.elpais.com/cultura/2012/04/14/actualidad/1334427523_991774.html

África se dibuja en el Festival de cómic de Angulema

Imagen del cómic Vaudoo Soccer, de Simon Mbumbo. youtube Sonia Fernández Quincoces Bilbao 23 ENE 2018...